viernes, 30 de abril de 2010

ADEFESIO

Hay palabras que uno dice sin saber qué significan, o de dónde vienen. En Colombia decimos ¡Carajo! Carajo significa “pene”, sí ¿No le da pena? Decimos “verraco”, verraco es un marrano semental, es decir, un verraco. Decimos “pendejo”, vello púbico, no tan bello si le sale en la sopa. Una palabra que poco usamos, excepto cuando nos queremos pasar de instruidos y cultos, es "adefesio". Según el diccionario de la RAE, adefesio tiene el sentido de ridículo, falto de sentido y extravagante. Diríamos, por ejemplo, “este espectáculo es un adefesio”.

Una señora le puede decir a otra: “¿no tenías otra cosa que ponerte sino ese adefesio?”. Un amigo le diría a otro: “tu esposa es un adefesio, sin ofender ¿no?”. “¡Este informe es un adefesio!”, puede gritarte tu jefe... mientras tú mascullas pasitico “adefesio, suprogenitoraquelotuvoausté...”. Sí, adefesio es una palabra fea, para designar algo ridículo. Pero, ¿sabían ustedes que “adefesio”, en nuestro hermoso idioma castellano, viene de la voz latina “ad Ephesios”?.

El mismísimo título de la carta, o epístola, que Pablo escribiera, por si no se habían dado cuenta a los Efesios, que nosotros, los adventistas vamos a estudiar este tristre tigre trimestre. ¿Qué cómo llegó ahí? Ese es otro cuento. No se sabe a ciencia cierta. Algunos dicen que eso es porque en la carta a los Efesios están los esponsales, y las admoniciones del matrimonio, y que a eso nadie le hace caso. ¿Qué no? si yo no les hago caso me muelen a palos. Bueno, eso decía Don Miguel de Unamuno, que además de tener un apellido adefesio, logró ocupar un lugar en la literatura hispana.

¿Les cuento una anécdota de Miguel de Unamuno? Pues, el célebre filósofo y escritor español, era un enemigo acérrimo, que palabra tan bonita, de las dictaduras, así como el Polo Democrático pero más cachetudo. Pues bien, desde su cátedra le increpó al mismísimo generalísimo Franco, que Dios lo tenga en su santa gloria y nunca nos lo regrese vivito por acá, dizque con la frase “venceréis pero nunca convenceréis”, a lo que Millán Astray, uno de los militares sublevados respondió “¡Viva la muerte, muera la inteligencia!”, y a “yo” cada vez que oigo esa historia me da un ataque de risa, porque el Astray ese, era como su apellido lo indica, pero en inglés, un loco que le habían volado un ojo y un brazo en cuanta guerra se había podido meter, y no dudo que le deben haber chamuscado un buen trozo de cerebro también.

Bueno, el caso es que el existencialista Unamuno le achacó la palabra adefesio a los esponsales. Sus razones tendría. Por ahí anda una historia que adefesio nació de un equívoco sacerdote que, quien sabe que ignoto concilio, en vez de leer de la carta a los corintios le dio por leer a los efesios y que después de semejante metedura de pata se quedó la palabra por ahí, para humillación del estúp... equivocado fraile, perdón. Pero, esta teoría está descartada, no sé por qué, pero la descartaron. Seguro por ser un adefesio.

Otros, entre ellos los catedráticos de la Real Academia de la Lengua, que no es el Ministerio Femenino, no señor, aceptan la teoría de que la palabra se coló por comparación con todas las peripecias que tuvo que vivir Pablo en la ciudad de Diana o Artemisa, si les gusta, hasta el punto de que una vez estuvieron a punto de dejarlo como una paleta, o como un Bon Ice, si les parece más alegórico. Es decir, adefesio, hacía alusión a ese populacho incitado e idiota que se le sublevó a Pablo, con Cámara de Comercio y Comfenalco y todos los que vieron en peligro sus ventas de idolitos, estatuicas y relicarios de Diana, como querer quebrar a Disney, ¿se imaginan? No, cualquiera se rebota.

Por último, un filólogo del siglo XIX, de apellido Bastús, se lo achaca a un tal Hormodoro, que como su nombre lo indica era algo así como un indoro con hormigas, de las cachonas ¿no?, dizque siendo ciudadano de Éfeso fue condenado al ostracismo, por el populacho imbécil, ejem. Por eso, adefesio empezó significando, como “hablar inútilmente”, “hablar en balde”, o como dicen las esposas en Riosucio “hablarle a usté mijito es como hablarle a una estuata”.

En eso coincide un teólogo Paul Zimmerman, que no lo conoce sino la mamá en la casa (porque yo al que he oído mentar es a Arthur Zimmerman, pero por una anécdota chistosísima, ese era secretario de algo de Alemania durante la Primera Guerra Mundial y le llevó la propuesta a los mejicanos dizque para que invadieran a los Estados Unidos de América ¡Ou nou mouchus carajitous!, un adefesio, chistosísimo), quien dice que el significado de la palabra se fue degradando del sentido de “hablar de balde”, a “hablar extravagancias” o extravaganciar que llaman, y luego se le aplicó a las personas, las ropas y de ahí a las cosas. Igualito de inteligente que el primo ¿no cierto? Bueno, ahí les dejo ese adefesio, antes de que se pongan a estudiar AD EPHESIOS.


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